Para hacer política de izquierda hay que pronunciarse también sobre el futuro

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lunes, 6 de agosto de 2012

Rómulo Pardo Silva (especial para ARGENPRESS.info)

El medio digital ruso RT publicó preocupantes artículos de prospectiva ecológica. Las personas de izquierda deben desestimar explícitamente los peligros que advierte, o de aceptar que son reales integrarlos en su discurso y programa.

Ninguna izquierda tiene derecho a ocultar información para hacer campañas políticas.
Se puede leer en RT (1):
“Para el 2050, si la humanidad no deja de crecer se enfrentará al desastre ecológico, la falta de recursos energéticos y el hambre. La idea de una reorientación de los recursos económicos de la Tierra y un nuevo orden planetario apareció en los años 90 del siglo XX. Sin embargo, no detallaba cuál sería el mecanismo para seleccionar a los países con prioridades, el método de administración de la riqueza o el número de representantes que tendría el supuesto gobierno mundial. Pero el vicepresidente del Centro de Comunicaciones Estratégicas, Dmitri Abzálov, explica que el mundo ya se está moviendo hacia este sistema de gestión planetario y está eligiendo sus propios caminos, como la creación de grandes bloques regionales.
En su opinión, para que la humanidad no aniquile a la Tierra necesita aumentar la eficiencia de la explotación de los recursos. Después será necesario detener el crecimiento de la población y pensar en las perspectivas de ocupación de nuevos territorios que ahora no están poblados. En este caso no se trata de una colonización de planetas cercanos, sino de aquellas áreas ‘vacías’ de la Tierra, indica el experto.
Anteriormente, la Organización de la Naciones Unidad para la Agricultura y Alimentación (FAO) señaló que para nutrir a una población mundial de 9.000 millones de personas, como se estima que sea para el 2050, la producción mundial de alimentos deberá crecer un 70 % desde ahora, algo que no se considera posible.
La compañía agrícola de Estados Unidos Cargill afirmó que la era de los alimentos baratos se terminó: la población mundial aumentará en 2.000 millones de personas, lo que condenará al planeta a la muerte por hambre ya en 2050.
En el 2030 los precios de los productos alimenticios básicos en todo el mundo, incluyendo granos, se duplicarán debido al crecimiento demográfico, la desaceleración en la producción agrícola, así como por el calentamiento global, según los pronósticos de la organización internacional de promoción del desarrollo y lucha contra la hambruna (Oxfam). De acuerdo con los autores de este informe, en los próximos 20 años la tasa de crecimiento en los precios de los alimentos será del 120%, siendo el deterioro de las condiciones climáticas para la agricultura el principal factor. No obstante, para el 2050 la demanda mundial de alimentos se incrementará en un 70%, mientras que el ritmo de crecimiento de la producción de alimentos disminuye, encontrándose actualmente por debajo del 1% anual, según los expertos. “El sistema alimentario mundial se encuentra prácticamente en estado de quiebra”, dijo al presentar el informe, Barbara Stocking, directora de Oxfam. “Todos los datos muestran que el número de personas hambrientas en el mundo es cada vez mayor”, agregó Stocking.
Teniendo en cuenta los volúmenes actuales de producción, las reservas de petróleo se agotarán en el transcurso de no más de 50 años, afirma el estudio de la WOC.
El sector del empleo ha agotado sus recursos y ha alcanzado un punto sin retorno. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el mundo se ve amenazado por un nuevo declive con una cifra de 200 millones de desocupados que podría causar disturbios sociales.
Casi 900 millones de personas en el mundo carecen de agua potable y casi el 39% de la población mundial, es decir, más de 2.600 millones de personas, no acceden a servicios de saneamiento básico, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud
Al menos 5 millones de seres humanos mueren cada año por enfermedades vinculadas a la falta de agua y saneamiento, lo que equivale a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo. Menos del 1% del agua del planeta es dulce y accesible para los humanos y su cantidad es limitada. Debido a que el número de habitantes está creciendo rápidamente, la utilización del agua crece aún en mayor medida. Ante una situación de escasez de agua la amenaza se cierne sobre tres aspectos fundamentales de la existencia humana: la producción de alimentos, la salud y la estabilidad política y social. Si la población sigue aumentando se necesitará mucha más agua para alimentarla. Un estudio encabezado por el experto en Ecología Rob McDonald proyecta que el número de personas en ciudades con escasez perenne de agua aumentará a casi 1.000 millones para 2050, particularmente en Asia y África debido a los movimientos demográficos. La escasez de agua significa que en la mayoría de los países habrá que pagar precios más altos para comprarla, caminar distancias mayores para conseguirla, y además generará el problema de la disponibilidad de alimentos y el surgimiento de enfermedades por el consumo de aguas contaminadas.”
No se mencionan ahí guerra nuclear, finanzas sin economía real, competencia de países productores, agotamiento de minerales, depredación de los océanos, resurgimiento nazi. Se ha dicho que la especie humana está en peligro de desaparecer porque lo que el hombre le hace al planeta es insostenible en el tiempo.
La obligación ética de la izquierda es pronunciarse sobre esta perspectiva con un sí o un no informados. Los temas están planteados con independencia de la reacción de las masas.
¿Habrá alimento, petróleo, agua para el libre consumo siempre? Contestar que sí permite plantear solo correcciones en el orden actual. Responder que no implica aceptar que en algún momento ocurrirá un quiebre y emergerá una realidad global diferente, amenazante y casi con seguridad dolorosa. Por ahora la postura tiene mucho de personal.
Algunos pocos ven en ese hipotético gobierno mundial en formación un fascismo ecológico y proponen un socialismo ecológico humanista.
Los análisis sobre partidos, movimientos, protestas, elecciones, son atingentes pero no justifican ‘editar’ lo relacionado con el futuro.
Quienes perciban un cambio de civilización deben proponer la suya.
Referencia:

1) http://actualidad.rt.com/economia/view/50557-futuro-negro-planeta-recursos-energia-se-agotaran-2050

Publicado por ARGENPRES

¡Que extraño!: No puede ser tan simple (Abordando eso gris, que parece la teoría)

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miércoles, 1 de agosto de 2012

Jorge Aniceto Molinari (especial para ARGENPRESS.info)

Muchos de mis amigos y compañeros han tratado de explicarme que lo que vengo predicando desde hace ya unos cuantos años es muy lindo pero irrealizable.

También es cierto que las leyes fundamentales del modo de producción capitalista han sido magistralmente estudiadas por Carlos Marx, Federico Engels, Wladimir Lenin, entre los más destacados.
Es en el estudio de esas leyes y en el análisis de la realidad que llegamos a conclusiones para debatir. El problema es que hoy el debate está cerrado y sin debate es imposible progresar en las salidas posibles.
Hemos analizado que el modo de producción capitalista pone en el desarrollo de las concepciones sociales la confrontación de clases o la paz social según convenga a sus intereses. De ello están teñidos todos los enfoques de la realidad social, desde la derecha a la izquierda, de la izquierda a la derecha. Pero así como el “pour se mouve” de Galileo, también han existidos los análisis de Marx. Ahora estos análisis que están ahí escritos han soportado la deformación, la idealización.
La lucha de clases es anterior al nacimiento del modo de producción capitalista, pero es sobre esa lucha que el modo de producción se desarrolla.
El problema con las idealizaciones es que la crisis las hacen pedazos y la vuelta al análisis del modo de producción es fundamental.
Uno de los temas a dilucidar es que pasa con la tasa de ganancia. Los analistas llegan a la conclusión de que la producción real en el mundo crece todavía un 4%, ahora la tasa de ganancia se agosta permanentemente, y los capitalistas asfixiados buscan miles de forma de inversión en lo que sea para mantenerse a flote. También los analistas llegan a la conclusión de que la actividad financiera en el mundo es nueve veces superior a la actividad productiva real. En esta actividad están hoy la guerra, el lavado de dinero, la droga, etc. etc. sus ejecutores pertenecen a la lumpenburguesía, se sienten por encima de la actividad productiva real, es el caldo de cultivo para el fascismo.
Mientras oficialmente todas las corrientes sueñan con un restablecimiento del sistema, porque así fue la historia hasta ahora, comienzan a sentirse los efectos irreversibles de la crisis y sus posibles consecuencias.
Lamentablemente el atraso en el análisis real de la economía hace que en el desencadenamiento de las circunstancias de crisis vaya quedando la decisión en pocas manos y el peligro del uso de las armas nucleares crece. Los sectores dirigentes de Europa discuten el impuesto a las transacciones financieras no como un cambio en la economía mundial sino como un atenuante a sus exigidas economías. Por ese camino no es solución, pero la crisis lo va a replantear una y otra vez.
Ahora que pasa con el conjunto de la sociedad: está en otra cosa. Discuten el poder y como unos u otros se quedan con él. ¿Para hacer qué? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Los capitalismos de estado atemperan la crisis, no la resuelven y a su vez en un corto plazo la crisis vuelve a replantearse. Hoy prácticamente todas las asesorías empresariales trabajan en la baja de los salarios y de las pensiones, es su única variable de ajuste, y ni sueñan trabajar sobre los impuestos como salida a la crisis. Lo que no dicen es que aunque el salario sea cero, la competencia en el mundo y el desarrollo tecnológico es tal, que tampoco es solución.
Hay todavía en la izquierda una rémora stalinista que sueña con los planes quinquenales sobre la base de la estatización de la economía. Es desde estos sectores donde parte hoy desde la “izquierda” las críticas a gobiernos como los de Cuba, Venezuela, Ecuador, etc. etc.…favorecidos en parte por la falta de propuestas para el mundo de estos gobiernos. En algún momento la han tenido, como cuando Fidel Castro abogó por la Tasa Tobin. Como en el arte de la guerra, lo que no se lleva al campo del enemigo termina en nuestro campo. El capitalismo en crisis abarca el mundo, se manifiesta en formas diferentes en cada país o zona, pero la crisis es global, y solo podrá tener soluciones globales.
Como en la primera Internacional de Marx y Engels, los trabajadores del mundo coinciden hoy en sus intereses comunes: terminar con la predominancia del modo de producción capitalista.
Sostenemos que es necesario ayudar a que el capitalismo muera en paz y que el fin de la predominancia de este modo de producción necesita de dos reformas fundamentales: la moneda única universal, y que el sistema impositivo esté basado en la circulación del dinero, dando fin a los paraísos fiscales, y a todos los sistemas impositivos actuales basados en el consumo, los salarios y las pensiones.

Vulgarmente se valora erróneamente como capitalismo el atesoramiento, pues es esto lo que se exhibe con más vistosidad en plena crisis. La esencia del sistema no es el atesoramiento sino la permanente reinversión que es lo que hoy por el agostamiento de la tasa de ganancia pone en cuestión todo el sistema. La democratización de la economía vendrá precisamente por el control impositivo de esta circulación y lo recaudado será para hacer social un desarrollo de la producción, para la cual el capitalismo comienza a estar imposibilitado. Es la superación de un modo de producción por otro que en esencia representa las necesidades de la humanidad: el socialismo. Como hace 100 años se replantea: socialismo o barbarie.

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La liberación femenina y la lucha por el socialismo revolucionario

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jueves 8 de marzo de 2012

Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)

Cuando nos referimos al “Día Internacional de la Mujer” muchas veces obviamos el carácter clasista, socialista y revolucionario que se le quiso imprimir a tal celebración por iniciativa de las mujeres socialistas (o comunistas) como Clara Zetkin. Como antecedentes hallamos que el 28 de febrero de 1909 se proclamó por primera vez el “Día de las mujeres socialistas” en Estados Unidos tras una proposición del Partido Socialista estadounidense.

Luego, en agosto de 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, con más de 100 mujeres procedentes de 17 países, reunida en Copenhague, proclamó el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, propuesto por la socialista alemana Luise Zietz respaldada por Clara Zetkin, el cual serviría de referencia para todos los colectivos femeninos como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres. La proposición se aprobó unánimemente. El objetivo, desde entonces, era promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio para las mujeres. Pero no se limitaba nada más que a una igualdad en un mundo-sistema dominado por los hombres, lo que puso a prueba el carácter revolucionario de muchos que aún seguían pensando y actuando como sus pares burgueses.
Lenin entendió, desde mucho antes, que “no es posible incorporar las masas a la política sin incorporar a las mujeres. Porque, bajo el capitalismo, la mitad femenina del género humano esta doblemente oprimida. La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las repúblicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar -lo que es más importante-, permanecen en la ‘esclavitud casera’, son ‘esclavas del hogar’, viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual”. Esto supuso cierta comprensión del estado de desigualdad y de explotación padecido desde siglos por las mujeres basado en las normas impuestas por la familia, la propiedad privada y el Estado, pero siguió siendo una concesión de parte de los hombres, a pesar que ya algunos espacios no serían en lo adelante una exclusividad de estos gracias al empeño de aquellas en situarse en pie de igualdad con sus semejantes masculinos, asumiendo conductas propiamente varoniles, sobre todo, en cargos ejecutivos o de gobierno, desvirtuando en algún grado la lucha de sus congéneres. De esta forma, la discriminación hacia la mujer tuvo que explicarse bajo otros parámetros, esta vez históricos y sociales, tal como lo hizo Federico Engels mediante su obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Esto obligó, a su vez, a los hombres revolucionarios (al igual que a las mujeres revolucionarios) interrogarse respecto a los vínculos existentes entre la lucha por la liberación de las mujeres y la lucha por el socialismo revolucionario, algo que no ha sido unánimemente respondido.
En la actualidad, la lucha por la liberación femenina se ha extendido hacia otros ámbitos, resultando ser al mismo tiempo pacifista, ecologista, antiimperialista, anticapitalista, antirracista, anticolonialista y defensora de su identidad cultural, tanto en sentido colectivo como individual, convirtiéndose, por consiguiente, en la lucha más integral que pudiera darse, puesto que no se limita nada más que a lo político o a lo económico, sino que los trasciende y transversaliza. De ahí que la liberación femenina tenga más aproximaciones ideológicas con el socialismo revolucionario que con el capitalismo depredador y explotador, cuestión que merecería una mayor extensión y profundización.-

Foto: Estados Unidos, Derechos laborales, Represión – Estado en quedó la fábrica Cotton Textile Factory de Nueva York en 1908, luego del incendio (realizado por la patronal) que provocó la muerte de 129 obreras que solicitaban una jornada laboral de diez horas, descanso dominical e igual salario por igual trabajo.

Socialismo: ¿Cómo llegar?

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martes 6 de marzo de 2012

Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

Muerto Lenin y excluido Trotski, Bujarin, Zinóviev, Kamenev y otros cientos de integrantes de la vanguardia bolchevique, los debates teóricos, ideológicos y políticos al interior del socialismo cesaron durante alrededor de 80 años, tiempo más que suficiente para empobrecer la teoría revolucionaria hasta la indigencia.

Cualquier indagación o hallazgo que se apartara del canon era rechazado por “revisionista” y todo el pensamiento occidental, incluyendo el marxista era repudiado. Eso explica por qué las ciencias sociales en los países del socialismo real, a pesar de gastar multimillonarias sumas, reunir decenas de academias de ciencias sociales, institutos y centros de investigación, disponer de miles de doctores y publicar cientos de millones de ejemplares, no aportaron nada a la teoría y la práctica del socialismo.
La explicación radica en el hecho de que la capacidad de innovación característica de la ciencia y del pensamiento avanzado, imprescindible para el progreso social y cultural, comienza en el momento exacto en que se trasciende lo establecido. Todo el que reta las verdades de una época no tiene necesariamente la razón, pero quien no lo hace se condena al estancamiento. Donde no haya libertad para dudar y para pensar diferente, tampoco existirán oportunidades para crear.
Tanto Fidel como Raúl Castro, han reconocido “No saber cómo se construye el socialismo”; es probable que en 1921 cuando adoptó la Nueva Política Económica, Lenin hubiera llegado a la misma conclusión que luego fue compartida por Den Xiaoping y otros líderes socialistas a quienes les faltó tiempo, oportunidad o valor para confesar el equívoco. Tal vez no se trata de “saber cómo se hace”, sino de comprender que el socialismo “no es una sociedad que se construye”, al menos no en el sentido como los soviéticos creyeron que se hacía, sino un nivel de desarrollo que se alcanza.
El malentendido no se resolverá mientras no se admita que entre la obra científica de Marx y aquello que luego se presentó como resultado de la aplicación de su teoría a la práctica y que mezcló la experiencia soviética con interpretaciones torcidas, que dieron lugar a conclusiones pseudo científicas que presuntamente servirían de base a la “construcción del socialismo”, existe una contradicción insoluble.
Para Marx el desarrollo histórico es un proceso básicamente sujeto a leyes, determinado por la economía y regido por una cierta dialéctica interna; todo lo cual se negó en el momento en que apareció la idea de que el curso de la historia de la humanidad podía ser corregido para “construir conscientemente otra sociedad”, empeño que podía equivaler a mudar de órbita al planeta.
En 1917, en una coyuntura histórica en la cual se juntaron: las consecuencias que para Rusia significó la Primera Guerra Mundial, el auge de la lucha política que condujo a la abdicación del zar y el establecimiento de un gobierno liberal en Rusia; así como la inconformidad y la rebelión de las masas rusas ante las nuevas autoridades por la penuria económica y el continuado envío de campesinos a los frentes, tuvo lugar la Revolución Bolchevique.
Lenin, que a la solidez de sus convicciones unía constancia y consagración ejemplar, talento y habilidades políticas excepcionales, capacidad para convocar y organizar, que le permitieron forjar una vanguardia política cohesionada, al frente de los bolcheviques, la más eficaz organización política de su tiempo, se hizo con el poder e intentó meter la historia por un atajo proclamando que la revolución concebida por Marx había triunfado.
No se trata de señalar que la proclama fue un error, sino de destacar la enorme confianza en sí mismo y en las potencialidades del pueblo ruso, necesarias para intentar que la voluntad suplante la historia y convertir un programa político avanzado en una especie de demiurgo, capaz de recrear la realidad.
Los hechos no avalaron su propuesta, ante la cual además se interpuso la hostilidad que guió la mano homicida de Fanny Kaplán, la contrarrevolución y la reacción imperial, la fatalidad que lo hizo enfermar y la muerte que le negó la oportunidad para conducir la rectificación que había concebido. El resto está descrito.
Una de las peores consecuencias de lo que se creyó era la teoría cuya aplicación conducía a la “construcción del socialismo”, facturada en la Unión Soviética y luego exportada y en algunos casos impuesta a los países del socialismo real, fue la mezcla de simplificación, determinismo y voluntarismo que condujo a la creencia de que, más o menos automáticamente, los cambios en la economía se reflejaban en la superestructura, incluso en la conciencia social.
Hoy se sabe que al estatizar la economía no necesariamente se socializa, que el hecho de que la economía sea estatal no hace socialista al Estado y que no por proclamarse socialista un país lo es.
Afortunadamente Marx es reconocido como un científico vigente y el socialismo como alternativa avanzada; lo nuevo y esperanzador es que ahora, quienes eligen ese curso no están obligados a observar la liturgia y pueden tomar distancia, incluso ignorar los estériles enfoques doctrinarios formados por dogmas y simplificaciones que hasta hace 20 años estuvieron vigentes.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo se construye el socialismo y ni siquiera se puede asegurar que tal formulación sea válida; en lo que hay certezas es que mientras más se progresa, se amplían los márgenes de justicia social, se acrecienta la participación, es menor la exclusión y el ambiente es más democrático, más cerca se está del socialismo. Allá nos vemos.

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El partido revolucionario es marxista leninista

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viernes 10 de febrero de 2012

EUSKAL HERRIA SOZIALISTA

En la lucha de los trabajadores y los pueblos para conquistar la liberación social y nacional -hemos señalado-, éstos deben apoyarse en la organización política y no solamente en aquellas expresiones que se preocupan por atender y pelear por las reivindicaciones materiales inmediatas. Tal organización política en capacidad de conducir el combate de la clase obrera, la juventud y los pueblos al triunfo de la revolución y a la construcción del socialismo no puede ser otra que el partido marxista leninista.

Pero ¿por qué es necesario que ese partido sea y reivindique su condición de marxista-leninista y no únicamente se asuma revolucionario o anticapitalista?
En la actualidad, bajo la denominación de anticapitalista se cobijan organizaciones que en realidad no son tales y otras que evitan una definición clara de las características de la sociedad que suplantará al capitalismo, asunto que para los marxista leninistas es claro: se puede ser un anticapitalista consecuente únicamente cuando se lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista en comunista.
El marxismo leninismo es una teoría científica y revolucionaria, en tanto es el resultado del estudio y sistematización del proceso de desarrollo histórico-social de la humanidad, y brinda las orientaciones correctas para la lucha del proletariado para poner fin al sistema capitalista imperante y construir la sociedad de los trabajadores.
En el texto “Los Fundamentos de la Filosofía Marxista”, F. V. Konstantinov asevera que el aparecimiento del marxismo (en los años cuarenta del siglo XIX) provocó una “formidable revolución en el pensamiento filosófico”, debido a que éste es “la concepción del mundo certera y la única científica de nuestros días”. A su vez, Lenin, en su obra Marx, Engels y marxismo, dice que “el genio de Marx estriba precisamente en haber dado soluciones a los problemas planteados antes de él por el pensamiento avanzado de la humanidad. Su doctrina surgió como directa e inmediata continuación de las formuladas por los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo”.
Entre otros motivos, el marxismo ha sido capaz de dar soluciones a problemas que anteriormente otras corrientes de pensamiento no pudieron hacerlo, debido a las circunstancias históricas en las que apareció: en medio del surgimiento y desarrollo del sistema capitalista y las nuevas fuerzas que con él emergieron. La sociedad burguesa que se configuraba por aquella época trajo consigo nuevas contradicciones sociales, particulares por la forma e intensidad como se desarrollan, cuya expresión más alta y profunda es la contradicción entre la burguesía y el proletariado.
Una de las soluciones formuladas por el marxismo -a las que Lenin hace referencia- es haber dado al anhelo del socialismo un fundamento científico. “Para convertir el socialismo en una ciencia -señala Engels en el Anti-Dühring-, no había más remedio que situarlo en el terreno de la realidad”, o dicho de otra manera, demostrar que es el resultado inevitable (sujeto a leyes) del desarrollo económico del capitalismo y de la lucha de clases.
Marx y Engels actuaron en una época en la que el capitalismo no había alcanzado su desarrollo pleno, como lo conocemos ahora, cuando ha llegado al nivel de imperialismo. En referencia a la revolución proletaria, ellos actuaron en un período pre revolucionario, en una época en la que “la revolución proletaria no era aún directa y prácticamente inevitable” (Stalin). Cosa distinta a lo ocurrido con Lenin quien “actuó en el período del imperialismo desarrollado, en el período en que se despliega la revolución proletaria, cuando la revolución proletaria ha triunfado ya en un país, ha destruido la democracia burguesa y ha inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los Soviets” (Stalin), por lo que podemos asegurar que el leninismo provocó un desarrollo ulterior del marxismo. Stalin dice que “el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria.”
Planteado así el asunto, podríamos concluir que ser marxista leninista significa ser poseedor de una concepción científica del mundo, de una ideología revolucionaria que le permite entender las contradicciones fundamentales de la sociedad imperante y los eslabones fundamentales en los que se debe actuar para provocar su transformación revolucionaria y avanzar en la construcción del socialismo.

La adhesión al marxismo implica asumir una condición de clase, puesto que éste, al realizar el estudio profundo de la dinámica del desarrollo del capitalismo, de las fuerzas que actúan en su interior y de las proyecciones históricas que cada una de ellas posee, concluyó que la clase obrera no solo es la más progresista sino la más revolucionaria y, en consecuencia, a la que le corresponde cumplir la función del fuerza dirigente en el proceso revolucionario. De ahí que se sostenga que el marxismo leninismo es la ideología del proletariado.

Temas imprescindibles en el discurso de una izquierda de vanguardia

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martes 24 de enero de 2012

Rómulo Pardo Silva (especial para ARGENPRESS.info)

Es imposible programar la partida del ajedrez donde se jugará el futuro de la humanidad si se ocultan piezas. Y se está haciendo con los hechos que anuncian un mundo próximo radicalmente diferente al actual.

Las amenazas graves que vienen deben ser consideradas en un plan político; sobre todo si se dice disponer de un método histórico científico.
Algunas piezas que se evitan:
-El crecimiento económico exponencial es imposible por la limitación de recursos naturales del planeta, por lo tanto la producción y el consumo de bienes tendrán inevitablemente que disminuir.
-Hay miles de millones de personas con hambre, sin vivienda, médicos, sanidad, electricidad, agua potable, educación. Si se habla de solidaridad es un problema de todos.
-La población mundial crecerá en mil millones de personas antes de quince años y los que están por nacer necesitarán bienes para sobrevivir.
-El agotamiento del petróleo reducirá la energía disponible y habrá que determinar de qué áreas se restará.
-El calentamiento global hará que las condiciones climáticas regionales se transformen en condiciones no consideradas por sus habitantes.
-Estados Unidos y sus socios ejercen una dictadura global y no someterse a sus intereses significa ser víctima de una represión colectiva.
-La guerra nuclear es una posibilidad permanente que pueden desatar países desarrollados y subdesarrollados poniendo fin a la existencia humana.
-Se están extinguiendo especies de plantas y animales a un ritmo nunca alcanzado en la historia.
-Los estudios indican que la falta de agua será dramática.
Es un deber observar si las organizaciones políticas y sociales ahora están creando conciencia en el pueblo de estos límites y si esbozan propuestas para enfrentarlos. Los que lo hagan son responsables y dignos de confianza.
Porque hay una denominada izquierda que sabiendo que el capitalismo va al colapso, por ambiciones personales se escuda en los supuestos desarrollistas para optar por un pragmatismo con fines electorales. Es la derecha de última hora.

Habrá una revolución civilizatoria y se necesita a los que tengan valor de romper con lo aceptado para impulsar lo nuevo que será inédito.

Publicado por ARGENPRESS

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