Un aporte para el debate: Cambiar el sujeto o cambiar la sociedad. ¿Por dónde empezar?

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martes 29 de junio de 2010

Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)

Un cuadro revolucionario español, totalmente comprometido con la causa de transformación social, al mismo tiempo que militaba en su sindicato era ferviente amante de las corridas de toros. Un dirigente comunista italiano, por siempre consecuente y para nada sospechoso de traidor a sus principios, al enterarse que su hija noviaba con un siciliano reaccionó diciéndolo que ¡cómo iba a meterse con un africano!.

Un alemán decía convencido que los pueblos tercermundistas, “primitivos”, debían industrializarse para así, una vez alcanzado un alto nivel de desarrollo con un potente proletariado urbano, poder pensar en su revolución socialista. Un uruguayo miembro de un movimiento político que lo llevó a tomar las armas en nombre de sus ideales, en su casa le pegaba a su compañera. Un mexicano, comprometido luchador social de principios inconmovibles, los fines de semana se emborrachaba y disparaba tiros al aire transformándose en un pendenciero peligroso. Una militante estadounidense, mujer hondamente consustanciada con los ideales revolucionarios, no dejaba de comprarse dos pares de zapatos cada mes repitiendo una cultura de consumo que criticaba por otro lado. Un sandinista nicaragüense, en el medio de su trabajo revolucionario, mantenía relación conyugal con varias mujeres al mismo tiempo y “le tenían” más de una docena de hijos, de los que no se hacía cargo. Un argentino, ejemplar militante socialista, participando en la lucha armada fuera de su país de origen calificaba con notas, al modo de la institución escolar, las conductas “revolucionarias” de sus compañeros de combate en un derroche de ¿paternalismo o autoritarismo disfrazado?
Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito: también en la izquierda asistimos a conductas autoritarias, verticalistas, machistas, racistas. Las disputas de poder en el seno de las organizaciones revolucionarias están presentes; tanto, que ya es cosa común ver la fragmentación –a veces incomprensible– de grupos y más grupos repitiendo prácticas que se supondrían no deberían empañar la ética socialista. Sin dudas desearíamos que todo ello no sucediera, desde las disputas de poder hasta el más irresponsable machismo, desde el despreciable racismo hasta el acrítico consumismo; el supuesto es que en quienes abrazan los ideales de transformación social, quienes dan su vida por una causa noble como es la revolución socialista, esas lacras, esas mezquindades y primitivismos estarían superados. Pero la experiencia nos muestra que no es tan así. Lo cual lleva a preguntarnos cómo se da realmente el proceso de transformación. ¿Quién cambia primero: el sujeto o la sociedad? Lo que significa, con otros términos: ¿qué es primero: el huevo o la gallina?
Los cambios son posibles, sin dudas. Las sociedades humanas cambian, ello es evidente. Muy lentamente quizá, con momentos privilegiados donde las transformaciones se precipitan haciéndose incontenibles, aunque con un ritmo cotidiano enfermantemente lento, y siempre con la posibilidad de retrocesos, de recaídas: ¿por qué, si no, el electorado votaría conservadoras propuestas de ultraderecha, o llevaría al poder a ex dictadores, o retornaría, por ejemplo, un grupo pro zarista en la Rusia post soviética? (sólo por poner algunos ejemplos). Lo cierto es que, aunque lentos, los colectivos humanos van cambiando, siempre se van moviendo. Si bien la relación laboral actual sigue siendo una “esclavitud”, una sujeción enajenante, la división actual del trabajo ya ha superado con creces el esclavismo. Hoy día, pese a que según estimaciones serias se calcula que alrededor de 30 millones de personas en el mundo trabajan en situación de virtual esclavitud (encadenados en más de algún caso, con jornadas de 16 horas diarias en condiciones deplorables), mantener esclavos es ya un delito penado, y todas y todos tenemos como derecho obtenido las 8 horas de trabajo, conquista social irrenunciable. Si existen esclavos en sentido estricto, eso ya es delito para nuestra actual sociedad. Por tanto: cambio ha habido en la historia, aunque el trabajo en relación de dependencia siga siendo una explotación.
Por otro lado, y sólo a título de ejemplo, aunque el machismo aún continúa marcando profundamente las relaciones de género en todas partes, el derecho de pernada o el cinturón de castidad como prácticas sociales institucionalizadas y normalizadas se fueron para no regresar nunca más. Y si bien el racismo –siguiendo con otro ejemplo– continúa hondamente metido en la cabeza de muchísima gente y el Klu Klux Klan no es penalmente perseguido, en Estados Unidos un afrodescendiente puede llegar al sillón presidencial, pese a que 50 años atrás aún se linchaban “negros” en ese territorio de supremacía “blanca”. Es decir: los cambios, más lentos de lo que quisiéramos quizá, se van dando; si no fuera así, el esclavismo, el patriarcado más desenfrenado o el racismo más criminal seguirían como antaño.
Las sociedades se transforman, definitivamente. Tal vez no como uno soñaría, con la velocidad que esperaríamos, con la fuerza y decisión que se podría aspirar desde un planteo revolucionario, pero se transforman. Timoratamente quizá, pero van cambiando. Hay momentos claves que impulsan los cambios: eso son las revoluciones, grandes explosiones, volcanes ardientes que ponen al rojo vivo las cosas, y producen saltos adelante. Luego sigue el ritmo normal: la rutina, el paso a paso, la cotidianeidad gris.
Con motivo de la llegada de los nazis a Austria, a Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, judío de fama internacional, justamente a causa de su celebridad se le permitió salir al exilio no terminando en un campo de concentración en nombre de la “raza superior” como tantos otros hebreos. En el momento de abordar el avión que lo conduciría a Londres, donde fallecería poco tiempo después, sintetizó esto de los cambios sociales con una frase terminante, patética, pero mordazmente exacta: “en el Medioevo me hubieran quemado a mí; hoy día queman mis libros. Estamos progresando”.
En el campo de la izquierda está establecido el debate en torno a cómo producir esos cambios, esas transformaciones: ¿qué debe cambiar primero?, ¿por dónde comenzar: lo individual o lo social? Proceso complejo, sin dudas, que remite a la metáfora –permítasenos decirlo así– del huevo y la gallina. Y ello nos lleva de nuevo a la cantidad de ejemplos con que abríamos el texto: la realidad nos confronta con innumerables ejemplos de recaídas, de sujetos que, abrazando ideales de transformación por los que pueden llegar a dar la vida, continúan sin embargo con prácticas contra las que, se supone, están enfrentados por principios: ¿cómo un revolucionario podría ser autoritario, o machista, o racista, etc., etc.? La realidad, que siempre es testaruda, que no es como uno quiere, nos pone esos interrogantes: se avanza un poco –o mucho quizá– en ciertos principios (las luchas en torno a lo económico y la justicia social, por ejemplo), pero quedan infinidad de contradicciones no resueltas. Se podría alegar falta de coherencia, pero quizá la dinámica es más compleja.
La pregunta sería: ¿qué puede asegurar que esas recaídas no sucedan? ¿Qué vacuna hay contra todo eso, contra el autoritarismo, el verticalismo, el racismo, etc., etc.? La apelación a la ética, presentada un tanto ampulosamente como garantía del cambio, como freno a todas estas “flaquezas y debilidades”, parece que no alcanza. La moral incorruptible… puede hacer agua fácilmente, tal como los ejemplos dados lo atestiguan. Aquello de “la carne es débil” es una verdad incontrastable. ¿Tan incoherente sería la gente de izquierda entonces? Seguramente el problema es más que una falta de coherencia.
Ahora bien: argumentado de la presente manera, todo esto podría hacer pensar que no hay salida, que estamos condenados a seguir repitiendo eternamente los circuitos de lo que criticamos desde la izquierda, es decir, la fascinación por el poder (que no son sino expresiones de eso todas las conductas mencionadas: el desprecio por el otro, el verticalismo, el racismo, etc., etc.). Las cuales, en definitiva, son aristas de las contradicciones que pueblan nuestra humana existencia. Por lo que, para resumir la pregunta: ¿no hay salida para esta eterna conflictividad de lo humano entonces? ¿Hay que “conformarse” con este destino? ¿Nunca cambiará esa esencia “guerrera”?
Una vez más entonces: ¿qué es primero, el huevo o la gallina? De lo que podemos hablar ahora es del sujeto que conocemos, producto de sociedades basadas en la división de clases a partir de la producción de excedentes económicos. Eso, por cierto, es algo muy nuevo en la historia de nuestra especie: no más de 10.000 años, desde las sociedades agrarias sedentarias. La historia anterior (dos millones y medio de años) se pierde en las tinieblas. Y eso que ahora somos y podemos tomar como nuestra matriz fundante: propiedad privada, patriarcado, competitividad, machismo, etc., etc., todo eso que podemos denunciar como algunas de las miserias que haría desaparecer un gran cambio social… sigue siendo nuestro patrón dominante. ¿De qué otra madera están hechos los revolucionarios acaso? Ese es el punto de partida; luego, no sin esfuerzos, vendrán los cambios.
Aunque resulte feo, chocante, desagradable, incluso hasta supuestamente “desentonado” respecto al ideario socialista y las ideas de solidaridad y hermandad, todas esas “mezquindades” son la madera de la que estamos hechos. En todo caso podríamos empezar por eso: hoy por hoy el sujeto del que partimos, ese mismo que tiene la posibilidad de proponer grandes cambios, es el sujeto sobredeterminado que repite las matrices históricas que lo van moldeando. Es decir: es el sujeto formado en la idea de propiedad privada, en los esquemas patriarcales y machistas, racista, hoy inspirado en el eurocentrismo dominante, cortado por la idea del poder como elemento regulador de todas las relaciones sociales. Pedirle, o en todo caso, más allá del pedido, esperar que por decisión propia, por decreto, por buena voluntad o por inspiración de quién sabe qué, ese sujeto deje de ser esa suma de “flaquezas y mezquindades” –o más precisamente, que deje de ser eso que somos: seres finitos y falibles, conservadores y siempre con miedo ante lo nuevo– es pedir demasiado.
¡Por supuesto que esperaríamos que ningún proclamado “revolucionario” sea esa suma de “flaquezas y mezquindades”!, que no sea contradictorio, que deje de ser autoritario, etc., etc. Pero nuestra humana condición –la experiencia lo demuestra con creces– nos enseña otra cosa: eso somos, y a partir de ahí, quizá empezando por las matrices que son las que nos van moldeando, podemos ir cambiando algo, lentamente, tal como sarcásticamente pudo haberlo dicho Freud. Pero que los cambios sean lentos, imperceptibles a veces, no quiere decir que no sean posibles. Todos tenemos límites, sin dudas. Los revolucionarios tienen límites, ¡y muchos! (¿por qué no habrían de tenerlos acaso?), pero eso no quita de ningún modo que la perspectiva de transformación se asome en el horizonte. Si un militante socialista repite –sin saberlo, por supuesto – todos los esquemas con los que se constituyó, en otros términos: si repite sus límites, ¿no puede al mismo tiempo planteárselos críticamente e intentar cambiarlos? “El límite sólo se conoce yendo más allá”, decía Hegel. Y de eso se trata en una revolución, en un proceso de cambio: si el colectivo forma al sujeto, se trata de cambiar al primero. ¿O habría que esperar a que todos y cada uno de los militantes que aportan su granito de arena para la revolución sean seres libres de contradicciones, de flaquezas y miserias, “perfectos”, para empezar a plantearse luego las transformaciones?

Si tomamos al pie de la letra la pregunta del título de este trabajo, quedaríamos paralizados por siempre. Con un ánimo constructivo, simplemente podríamos agregar que hay que empezar…. por donde se pueda. De lo que se trata es de no perder el espíritu crítico. ¡Ahí está la fuerza!

México: ¿Más entrenamiento de fuerzas armadas por Estados Unidos, para operar contra fuerzas civiles enemigas?

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martes 29 de junio de 2010

Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)

1. “El Comando Norte de Estados Unidos entrena a miembros de las Fuerzas Armadas de México en programas de contrainsurgencia que utiliza para desmantelar redes en Afganistán e Irak, y que en algunos aspectos se aplican para combatir a los cárteles del narcotráfico”, según informó hoy El Universal de México. Y en nuestro país muchos piensan que los yanquis solamente entrenan a los militares que se envían a EEUU.

No saben que desde hace décadas y que “desde hace dos años, el ejército estadounidense envía anualmente 20 equipos, integrados por cuatro o cinco militares, que viajan a México para entrenar a sus contrapartes sin participar en operaciones en el país, y que la mayoría de ellos ha encabezado operaciones en Afganistán e Irak, incluyendo -estrategias para penetrar en la población- trabajo social y de reconstrucción”.
2. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que las fuerzas armadas de México reciben entrenamiento por parte del Comando Norte y del ejército de Estados Unidos en su conjunto, pero no dio detalles sobre los programas en los que participan los militares nacionales. El Comando Norte se ha concentrado en proporcionar entrenamiento en áreas de inteligencia y en la forma en que deben trabajar de manera conjunta en operaciones con otras agencias de la ley. La más significativa contribución del Comando Norte es el fortalecimiento de la capacidad operativa de las tres instituciones (del Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea y la Armada) centrándose en la capacidad de desarrollar análisis y compartir información que permita al Ejército Mexicano conducir operaciones para desmantelar redes como en Afganistán e Irak.
3. Además del “enemigo civil interno” que preocupa tanto al gobierno de México como al de EEUU, hay que recordar que hace tres semanas el mismo periódico, El Universal, informó que la secretaría de Relaciones cabildeaba desde hace algunos meses para que las fuerzas armadas mexicanas, participaran en el componente militar de las misiones de paz de Naciones Unidas, como parte de los Cascos Azules, lo que implicaría operaciones del Ejército en el extranjero. Incluso un representante mexicano de la ONU, Pablo Macedo, reconoció que las fuerzas armadas están dispuestas a participar en cuanto el presidente de la República lo ordene. Esto demuestra una vez más porque la enorme preocupación de Calderón de que las fuerzas armadas yanquis entrenen al ejército de México. Nosotros no tenemos enemigo externo, pero los EEUU sí.
4. ¿Y qué tal si entre algunos meses o años para desviar el descontento y las protestas internas contra el gobierno se inventa un enemigo externo para mantener vivo el nacionalismo patriotero y las ventas de armas? ¿Qué pasaría si el llamado Consejo de Seguridad de la ONU, controlado absolutamente por los gobiernos de EEUU, Inglaterra, Francia, Rusia y China, decidieran continuar sancionando a Irán y Corea del Norte, así como prolongando la invasión a Afganistán e Irak, determinaran enviar al ejército de los Cascos Azules “de la ONU” a castigar y reprimir? Claramente México estaría obligado a entrar a una guerra totalmente injusta, asesinaría por órdenes de militares yanquis, ingleses o franceses. México ha sido un colaborador incondicional de los EEUU por eso este mismo país está acelerando el entrenamiento de nuestro ejército.
5. Mientras los miserables trabajadores desempleados mexicanos no pueden entrar a los EEUU legalmente a trabajar porque no les autorizan una visa por la embajada yanqui, obligándose a emigrar más de 500 mil personas al año de manera ilegal y arriesgando sus vidas; por el contrario, en México se reciben millones de turistas gringos cada año de los cuales decenas de miles penetran con pasaportes diplomáticos vía embajada y consulados –mediante acuerdos de colaboración e intercambios- en decenas de instituciones del país, tales como educación, seguridad, investigación, planeación económica, bancos e instituciones financieras, o ciencias. ¿Cuántos agentes del gobierno y los servicios de “inteligencia” yanquis, como la CIA, el FBI, la DEA, el departamento de Estado, la Iniciativa Mérida, viven y trabajan en México? ¿20 mil, 50 mil, 100 mil?
6. Dado que nuestra frontera con los EEUU es de miles de kilómetros, el Comando Norte indicó que “ahora trabajan con las Fuerzas Armadas de México entrenándolas con la idea de que el enemigo vive entre civiles y no es un enemigo externo al país, como tradicionalmente se ha formado a militares mexicanos. La prioridad número uno será nuestra asociación con México. No hay duda”, afirmó James Winnefeld Jr., nuevo comandante del Comando Norte. O sea, el enemigo no es EEUU, tampoco el tráfico de drogas y su ejército, puesto que en México no se ha extendido mucho el consumo y en los EEUU está legalizada la compra y venta. ¿Quién entonces es el enemigo según el ejército de los EEUU? El enemigo en México “vive entre los civiles, entre la población” es el terrorismo y coloca en primer lugar a las fuerzas revolucionarias.

7. Parece que en el futuro mexicano está la militarización del país; no solamente la que se ve desde diciembre de 2006 expandido en el territorio, sino que se destinan gigantescos presupuestos yanqui-mexicanos para preparar desde con los EEUU el entrenamiento acelerado de miles de soldados y jefes militares y la participación de éstos en el ejército de los Cascos Azules de la ONU. Aquel México pacífico que tanto propagó sus principios de “autodeterminación y no intervención en los asuntos de otros países”, se ha hecho a un lado para apuntalar al régimen capitalista mexicano que quiere un ejército poderoso que garantice sus propiedades e intereses. Mientras tanto la población tendrá que inventar nuevas formas de lucha para contrarestar la fuerza del Estado que canina aceleradamente hacia el fascismo caliente.

World Cup Inc. Tarjeta roja para la FIFA y las elites sudafricanas

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lunes 28 de junio de 2010

Patrick Bond (SIN PERMISO)

El Mundial empezó el viernes 11 de junio con un 1-1 entre el equipo local y México en el estadio Soccer City de Johannesburgo, y con el mismo resultado entre los EEUU e Inglaterra la noche siguiente (las dos en Occidente), junto al infame centro vacacional Sun City. Sólo la herida Alemania destacó realmente en el primer fin de semana, apalizando 4-0 a Australia, aquí en Durban.

El ruido de 40.000 vuvuzelas ─las omnipresentes bocinas de plástico de tres dólares─ es tan estrepitoso como se esperaba, pero para ser francos, la visión más tremenda es el ataque por conmoción y espanto de Coca-Cola: un ataque de histeria ultranacionalista consistente en lemas comerciales que inducen a agitar banderas del capital multinacional es lo más intimidatorio.
Aprovechando las débiles defensas legales y políticas de Sudáfrica, Coke registró las dos palabras open happiness y contrató al engolado cantante somalí K’naan para Wave the Flag, se llevó a artistas africanos de primerísima categoría, cargándose a los músicos locales, a los que se dejó gruñendo por el inadecuado tratamiento que recibieron en el glamouroso concierto de inauguración del jueves en Soweto. Invitaron incluso al camerunense Roger Milla, que “cambió el mundo de la celebración de goles para siempre con su icónica danza de la bandera de córner” en el Mundial de 1990, como cursileramente pretenden los publicistas de la página web de Coca-Cola. “La acción sigue con un montaje de jugadores haciendo alarde de sus movimientos, representando la evolución las celebraciones de sus goles, que llega hasta nuestros días. Un sonriente Roger Milla es el siguiente, contemplando la acción en la tribuna y bebiéndose una Coca-Cola; asiente con la cabeza en aprobación de las celebraciones de gol originadas por su danza.”
Embriagar tanto como eso es posible, no faltan los contragolpes culturales y análisis contrahegemónicos (http://www.ukzn.ac.za/ccs tiene un observatorio diario del Mundial, adherido al Observatorio de Protesta Social). Al menos Coca-Cola no atrapará jamás al maestro del hip-hop de la juventud de Durban Ewok, cuyo Shame on the Beautiful Game constituye aquí un nuevo modelo de canción protesta. También tienen prohibidos a los 15 mayores artistas raperos que los pinchadiscos Magee y Nio reunieron con Funk Nouveau, de Brooklyn, el sello Blackler Mastering y el productor Eliot Leigh, y editaron Emile YX, que recuerda al grupo de Ciudad del Cabo Black Noise Crew: “nosotros pagaremos la factura para que ellos puedan patear la pelota”. Las fugas de capital en pago de la factura y en beneficios de la financiación del disco (un 30% mayores que en 2006) para la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) son sólo algunos de los conspicuos errores de nuestros gobiernos nacionales y locales. He aquí un paquete con las seis tarjetas rojas socioeconómicas del Mundial más dañinas y que valdría la pena revocar:
– Prioridades dudosas y derroche;
– Beneficios astronómicos para la FIFA y corrupción política;
– Aumento de la deuda externa y de las importaciones en medio de penurias económicas generalizadas;
– Incumplimiento de las promesas de redistribución de la riqueza desde las capas más altas a las más bajas;
– Suspensión de libertades democráticas, y
– Represión de la creciente protesta.
Considérenlas de una en una y ayúdennos a responder si un giro de 180 grados podría paliar el daño infligido.
De entrada, el derroche ha tenido su expresión más evidente en los estadios, incluyendo nuevos campos (en Durban, Ciudad del Cabo, Port Elizabeth, Nelspruit y Polokwane), además del despilfarro para la extravagante renovación del Soccer City. ¿Qué acontecimientos podrán llenar esas tribunas después del último partido de fútbol en julio? ¿Cuántos mandatarios tuvieron decepciones como la de Durban, esto es, que pujarían con éxito por los futuros Juegos Olímpicos? Esos elefantes blancos cuestan al Estado 3.100 millones de dólares en subvenciones. El más caro, 580 millones, es Green Point, en Ciudad del Cabo, con 65.000 asientos. Es estúpido y racista, pues el estadio existente en la ciudad de Athlone podría haber albergado las semifinales añadiendo asientos suplementarios. Pero, según el informe de la FIFA, “mil millones de espectadores no quieren ver ese nivel de chabolas y pobreza”.
El estadio de 70.000 asientos de Durban, Moses Mabhida, el “bolso de Alien” de 380 millones de dólares (según el humorista Pieter Dirk-Uys) es una delicia de visión, tanto más cuanto que mantiene alejados de nuestra vista y mente los enormes bloques de viviendas de la ciudad, las depuradoras de aguas, las centrales eléctricas, los hospitales, las escuelas y carreteras, así como el absurdo aumento de su coste (más de 225 millones de dólares). Es más difícil alejar todo esto de la vista en el estadio de al lado, Absa, campo del equipo de rugby Sharks, de 52.000 asientos y que podría haberse ampliado fácilmente. Los Sharks habían dicho que no tenían suficiente dinero como para trasladarse al Mabhida, debido a la carestía del alquiler, y espera una batalla de titanes en torno a la destrucción del viejo estadio para forzar la situación. Esta tarjeta roja podría levantarse mediante la imposición de una tasa sobre beneficios de constructoras destinada a equipamientos para ciudades deprimidas (incluyendo a sus campos de fútbol polvorientos y pedregosos).
La segunda tarjeta roja es por la cultura de la corrupción y el exceso de lujo de la FIFA en Sudáfrica, el país de mayor desigualdad del mundo. No se trata sólo de las insensibles peticiones de su jefe, Seep Blatter, tales como la instalación de nuevos y lujosos lavabos en uno de los más destacados hoteles de Sudáfrica. Están apareciendo informes de sobornos a jugadores, árbitros y funcionarios. Lord Triesman, que presidió la Asociación de Inglaterra de Fútbol y encabeza su candidatura para el Mundial de 2018, pretendía en una conversación telefónica pinchada, que España y Rusia están intentando pagar a los árbitros para amañar partidos. El periodista Declan Hill destaca que “la FIFA no ha hecho nada eficaz para detener este tipo de cosas”. Otra forma de corrupción incluye la pena de muerte impuesta a los denunciantes dentro de la propia empresa en la ciudad más oriental, Nelspruit: al menos ocho muertes sospechosas relacionadas con el estadio de 40.000 asientos Mbombela y una lista negra que señala profundas grietas en el partido gobernante. El segundo mayor problema de corrupción, como apunta el periodista británico y autor del apasionante libro Foul!, Andrew Jennings, es que “la indescriptible estructura que han instalado está diseñada para entregar el juego a las necesidades del capitalismo global sin controles ni restricciones”. “Sólo cheques.”
Esas fugas de capital son razón suficiente para una tercera tarjeta roja: el enorme importe de la factura, que en Sudáfrica hace subir la deuda externa a más de 80 millones de dólares. En acuerdos que Pretoria intentó esconder al diario Mail&Guardian, ha quedado ahora patente que la FIFA no sólo no pagará impuestos, sino que también los gnomos futbolísticos de Zurich pueden ignorar el control y las normas cambiarias de Sudáfrica.
Como los beneficios de la FIFA se calculan en más de 3000 millones (sólo los derechos de emisión televisiva han sido vendidos por 2800 millones), la exportación de fondos golpeará duramente al actual balance. Ya estamos al final del ranking de los mercados emergentes por esta razón, con lo que es probable que se produzca un crack monetario más pronto que tarde. Como hacía notar el financiero Trevor Kerst el mes pasado al considerar las subvenciones a los estadios, “la recuperación de esas inversiones en modo alguno está asegurada”. “En el marco de esas zonas de exclusión, sólo la FIFA y sus socios pueden vender cualquiera de los bienes; nada de esas ventas devengará para el Estado.”
¿Quiénes son esos socios? El Grupo de Apoyo Khulumani se unió a Jubilee South Africa para exigir indemnizaciones a las empresas que apoyaron al apartheid, un tema que está actualmente en los tribunales de los EEUU a través de la Alien Tort Claims Act. Khulumani ha iniciado su propia campaña para sacarles la tarjeta roja a las empresas patrocinadoras de los equipos alemanes y estadounidenses que aparecen en el sumario de causas pendientes de los acusados: Daimler, Rheinmettal, Ford, IBM y General Motors. “Socios” de la FIFA que compraron los derechos exclusivos para monopolizar el comercio en las ciudades sudafricanas durante las próximas cuatro semanas y que son Adidas, Coca-Cola, Air Emirates, Hyundai, Sony y Visa, mientras que los “patrocinadores oficiales” incluyen a Budweiser, McDonalds y Castrol. Peor, a la burbuja de la construcción que ha dirigido nuestra economía, igual que en los EEUU antes del crack. Nuevas infraestructuras en transportes de lujo, por ejemplo, juegan a cambiar el comportamiento de los ricos para que dejen el coche. Pero el tren rápido de 3000 millones de dólares Gautrain cuesta a los pasajeros cinco veces más de lo que se había anunciado y, probablemente, no desplazará a los usuarios de Johannesburgo-Pretoria, gracias a los atascos de tráfico y a la escasez de parkings en las nuevas estaciones. Como apuntó el líder obrero Zwelinzima Vavi, Gautrain “no hace nada para quienes sufren realmente problemas de transporte, sobre todo los usuarios de lugares como Soweto y Diepsloot”. “En lugar de eso, detrae recursos que podrían mejorar la vida de millones de usuarios.” ¿Y qué decir del nuevo Aeropuerto Internacional King Shaka, de Durban, de 1000 millones de dólares, cuando el viejo tenía sobrecapacidad hasta 2017 y el nuevo dobla la distancia y la tarifa del taxi desde el centro de Durban?
Levantar esas tarjetas rojas exige un replanteamiento total de la relajación de los controles públicos sobre el cambio y del gasto en infraestructuras de lujo. Reimplantación de controles de capital para detener la huida de capitales y subvenciones para servicios de edificación de nuevas viviendas en ciudades y zonas rurales son ambas medidas pendientes.
La cuarta tarjeta roja es por la falta de redistribución de riqueza hacia las masas, testigos de oportunidades desaprovechadas ─tales como la cutre muñeca mascota Zakumi, fabricada en jugueterías chinas, no de aquí─ y las brutales tácticas de desplazamiento utilizadas por los ayuntamientos. Los vendedores callejeros informales son violentamente expulsados de las inmediaciones de los estadios, así como los pescadores de Durban fueron desalojados a principios de junio de los principales muelles. Embarcaciones, turismo e instalaciones deportivas estaban pensadas para producir beneficios. Pero el presidente provincial de la Asociación Sudafricana de Fútbol de Ciudad del Cabo Occidental, Norman Arendse, confesó que el “nefasto” enfoque de arriba debajo de la FIFA ha dejado al fútbol local con simples “migas”. Más repugnante es nuestra traición a los niños de la calle. El 1 de abril de 2009, en la Cuarta Conferencia Sudafricana contra el SIDA, el representante de la ciudad de Durban prometió que “los niños de la calle no serán rápidamente expulsados de las calles de la ciudad en las furgonetas de la policía antes del Mundial de 2010 sólo para reaparecer milagrosamente cuando los visitantes hayan vuelto a sus casas”. Resulta que se reía de nosotros. La expulsión acelerada está en proceso y, como destacaba en febrero el director de la ONG Umthombo, Tom Hewitt, “alejar a los niños del Mundial no es proteger a la infancia, sino limpiar las calles”.
También están enojados con la FIFA y las elites locales del Mundial los organismos de prevención del SIDA, que intentan repartir preservativos, una idea rechazada por los gnomos de Zurich. Los ecologistas están indignados por el truco de la plantación de árboles offset para reducir el aumento del calentamiento global causado por el Mundial y de los que presumen algunos ayuntamientos. La tarjeta roja a los ayuntamientos no tiene por qué enseñarse si rectifican tales políticas y comunican urgentemente a la FIFA que las zonas de exclusión del comercio local están ahora dentro, y no fuera, de los estadios, de modo que los vendedores informales locales, los pescadores y los niños de la calle pueden proseguir con sus respectivas vidas. Al menos una auditoría, Grant Thornton, discrepa, alegando que puede esperarse en torno a 7000 millones de dólares en productos derivados, incluyendo 415.000 puestos de trabajo y un gasto de los turistas de cerca de mil millones. Pero eso parece hacer castillos en el aire.
La quinta tarjeta roja es para la FIFA por absorción de la soberanía de Sudáfrica. Lo más escalofriante es que no goza sólo de total inmunidad “frente a todo tipo de proceso, demanda y costes relacionados (incluidos los honorarios de los asesores profesionales) que pudiere provocar o sufrir o con los que pudiere ser amenazada por otros”. Los periodistas que obtengan acreditación de la FIFA tienen también que prometer que no desacreditarán el Mundial con sus informaciones, so pena de ser expulsados. Bajo esa presión, no sorprende que las tres mayores cadenas de Sudáfrica hayan censurado durante las últimas semanas el magnífico documental Fahrenheit 2010 (pronto estará disponible en los EEUU con el título Who Really Wins [Quién gana realmente]). Además, un acuerdo oficial ratifica que Sudáfrica proporcionará una policía específica “para hacer cumplir los derechos de marketing, de emisión, de marca y otros derechos de propiedad intelectual de la FIFA y de sus socios comerciales”. Ahí parece, empero, que puede haber un margen de flexibilidad y que la tarjeta roja podría, ciertamente, recurrirse si hubiera una rectificación del militarismo estatal. En efecto, el viernes fue autorizada una marcha a Johannesburgo desde Soweto contra la FIFA ─inicialmente prohibida, como todas las protestas entre el 10 de junio y el 15 de julio─, con la condición de que el Foro contra la Privatización aceptara no entrar en un área de menos de 1,5 kilómetros de la oficina central de la FIFA, en Soccer City. Lamentablemente, sólo cerca de 100 manifestantes expresaron su ira, un reflejo del estado de debilidad de la organización de la izquierda en el país con el mayor proletariado de África. Más tarde, el domingo por la noche, tras el partido Alemania-Australia, varios centenares de trabajadores de seguridad empezaron a rebelarse para reclamar el pago de la prima prometida. Sólo cobraban 27 dólares por 12 horas de trabajo; la subcontratación y la superexplotación han deteriorado las relaciones laborales en el a menudo peligroso sector de la seguridad. La policía arrojó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para disolver la protesta y aseguró que detendría a los cabecillas.
Otra prueba para el poder represivo es la marcha antiFIFA del 16 de junio, conmemoratoria de la rebelión de Soweto, que activistas del recientemente reconstituido Foro Social de Durban están preparando desde hace varias semanas. El 14 de junio esperaban que se les comunicara si la marcha al ayuntamiento ─un par de kilómetros al sur del estadio Mabhida─ sería autorizada. El día 13 comenzó en Ciudad del Cabo el “Mundial de los Pobres”, con una marcha anunciada para el 17 y en que se amenazó con construir chabolas en las inmediaciones del estadio de Green Point.
No importa que los policías hayan estado campando por sus respetos más de lo que la izquierda independiente preveía. No obstante, una sexta tarjeta roja debería ser para la policía sudafricana sólo por su calentamiento represivo, empezando por la orden de tirar a matar dada en 2008 por el general Bheki Cele cuando era ministro de Seguridad en la provincia de KwaZulu, acelerado por las medidas drásticas contra los trabajadores en huelga y, a principios de este mes, por dos asesinatos de manifestantes trabajadores de servicios de reparto en un distrito segregado de Soweto (Etwatwa), al este de Johannesburgo, y de otros dos jóvenes en Phoenix, Durban, lo que provocó una manifestación contra la violencia policial.
La necesaria rectificación incluiría un alto el fuego formal de las fuerzas policiales, cuyas pistolas apuntan actualmente al pueblo. Para evitar la tarjeta roja (y la sangre del mismo color en las calles), los securócratas sudafricanos deberían ahora señalar con el dedo y emprender investigaciones contra los verdaderos delincuentes, los de Zurich, un perverso grupo mafioso cuyo alias es actualmente, por razones obvias, Thiefa.[1] O, para expresarlo más positivamente, como hizo el pasado 10 de junio el portavoz de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos, Castro Ngobesi, en una declaración oficial de ánimo a los bafana [denominación africana de la selección de Sudáfrica], “el partido inaugural debería servir de acto de resistencia al bárbaro, inmoral y explotador sistema capitalista, por un fútbol que por su naturaleza promueva formas de vida comunitaria y contenga elementos de socialismo”.
NOTA T.: [1] Apodo compuesto a partir de la paronimia entre el sustantivo thief (‘ladrón’) y la sigla FIFA.
Patrick Bond dirige el Centro para la Sociedad Civil, de Durban, dedicado a promover la memoria del mayor economista político del deporte que ha habido en Sudáfrica, Dennis Brutus (1924-2009). Brutus fue un veterano de la cárcel de Robben Island, crítico del deporte corporativo, FIFA incluida, y principal organizador del boicot olímpico de 1960 contra Sudáfrica, de la expulsión de ésta de la FIFA en 1976 y de las campañas antiapartheid en el críquet, el rugby y tenis de las décadas de los setenta y ochenta, destacado poeta e investigador literario, estratega del movimiento por la justicia global y, en el momento de su muerte, profesor honorario del Centro por la Sociedad Civil. Hasta su último aliento se opuso a que el Mundial fuera atrapado por un país que caracterizaba como apartheid de clase.

Traducción: Daniel Escribano

La injusticia futbolera

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lunes 28 de junio de 2010

Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)

Sí, sí, hay que hablar de injusticia cuando se tiene la prueba al instante y sin embargo el árbitro la desprecia…

Unas veces es la «mano de Dios», como en el Mundial de 1986 precisamente en el Mundial de México, y otras es ese “offside vuvuzela”, como éste de ayer en Sudáfrica que le abrió las puertas a Argentina a punto de terminar la primera parte para golear a México, cuando todo estaba en tablas y se veía claramente la estrategia de este equipo de aguantar el primer tiempo para cargar en el segundo.
Argentina ha jugado siempre muy bien al fútbol, tiene muy buenos jugadores y su selección es una candidata permanente a la gloria. Pero por eso mismo no precisa de padrinos ni de marrullerías ni de errores calamitosos arbitrales para ganar un partido. Habiendo podido el árbitro mirar al videomarcador cuando le protestaron los jugadores mexicanos, señaló el centro del campo dando validez al tanto fingiendo que consultaba con el juez de línea. El videomarcador era testimonio inequívoco de que al meter el delantero argentino dentro de la portería contraria, estaba en fuera de juego clamoroso.
Lo que hacen estas cosas es provocar el rechazo de todos aquellos y aquellas que no son forofos de la selección beneficiada. También de argentinos que prefieren la justicia deportiva a vestirse con plumas ajenas que le regala un árbitro a la selección con un gol ilegal o falso. Desde luego Argentina ha pasado turno con ese enorme lunar, pero este árbitro es de vergüenza. Lo mismo que el otro árbitro de las 4 de la tarde en el Alemania-Inglaterra, que no dio validez al gol de Inglaterra entrando medio metro después de la línea de gol tras golpear en el larguero.
Visto lo visto, lo que hay que hacer es convertir en vinculante el video marcador, como lo es en tenis el “ojo de halcón”, y sancionar duramente a árbitros que no les importa que se les acuse de haber cometido un gravísimo error cuando ellos saben y nosotros también que no lo es.

Hoy día se habla mucho de la prevaricación de jueces en la justicia ordinaria. Pues también prevaricación en ambos casos la cometieron los dos árbitros de ayer. Son prevaricadores deportivos, puesto que a sabiendas por el videomarcador de que su decisión era injusta, la tomaron en grave perjuicio del contrario. A los dos habría que apartarles del arbitraje para siempre.

Manos y ojos fuera del golfo

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lunes 28 de junio de 2010

Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

Es una regla de la convivencia internacional que ante desastres de grandes proporciones los países ofrezcan ayuda. En eventos específicos, como ocurre con los derrames de petróleo, la oferta de asistencia especializada es apreciada y usualmente bien recibida. No ha ocurrido así con la explosión de la plataforma de perforación Deepwater Horizon.

Aunque puede parecer que Estados Unidos, un país enorme, el más rico y desarrollado de la tierra, experimentado en cuestiones nucleares, espaciales y petroleras y la superpotencia sobreviviente de la Guerra Fría, difícilmente pueda necesitar ayuda, no ocurre así.
Que recuerde, en los últimos años Cuba ha ofrecido asistencia a los Estados Unidos en dos oportunidades: el 11/ S cuando el espacio aéreo estadounidense fue cerrado, ante lo cual, el gobierno cubano brindó sus aeropuertos para que cientos de aviones tomaran tierra en la Isla. Durante el azote del huracán Katrina a Nueva Orleans, Cuba ofreció una brigada médica. Las ofertas no fueron aceptadas, lo cual no significa que no fueran necesarias.
Más recientemente con motivo del derrame de petróleo ocasionado por la explosión de la plataforma de Deepwater Horizon, el 20 de abril pasado, a unos 60 kilómetros de las costas de Luisiana, British Petroleum (BP) y Estados Unidos, al menos públicamente no han respondido o han declinado los ofrecimientos de ayuda para contener la fuga de hidrocarburo.
Empresas e instituciones rusas que han operado pozos de gran profundidad y encarado situaciones de emergencia, incluidos derrames, alegan que la compañía británica, ha dado la callada por respuesta a sus ofrecimientos de ayuda. Aunque no poseen pozos de semejantes profundidades, varios países nórdicos cuentan con tecnologías y equipamiento para contener los derrames y efectuar la limpieza de las aguas y los litorales. Nadie supera a Holanda en capacidad para lidiar con el mar y trasegar sedimentos marinos y cuyos servicios sin embargo no han sido requeridos.
En medio de este accionar, días atrás algunos analistas recibieron con reservas la información divulgada por agencias de prensa y sitios de INTERNET según las cuales el primer ministro ruso, Vladimir Putin, recibió un informe preparado por expertos de ese país, que por encargo de BP, exploraron de modo presencial el fondo del golfo de México en el lugar del derrame.
Según tales informaciones, Anatoly Sagalevich, del Instituto Shirshov de Oceanología de Rusia es el único humano cuyos ojos han visto lo que realmente ocurrió en el fondo del Golfo de México, el que dijeron que se había fracturado “irreparablemente” por lo cual el planeta debía prepararse para un desastre ecológico “…más allá de toda comprensión”. En ese mismo informe se consideraba la posibilidad de utilizar explosiones atómicas para sellar las presuntas fugas.
Debido al tono alarmista de la información, a la ausencia de comentarios oficiales y lo dudoso que resultaba que Estados Unidos permitiera a expertos y vehículos submarinos rusos explorar los fondos marinos en un entorno estratégico como lo es el Golfo de México, a unos pocos kilómetros de sus costas, realicé algunas consultas de las que se derivaron varias observaciones.
Los hechos
A las 21:47 hrs del pasado 20 de abril hubo un ascenso de gas metano por el pozo en perforación. En unos dos minutos el gas se propagó por la plataforma y en contacto con alguna fuente de calor, se incendió, provocando sucesivas explosiones. Luego de arder durante alrededor de 36 horas una gran explosión hizo que la instalación o sus restos se hundieran. Según el presunto informe ruso, la explosión “fracturó” los fondos marinos, por lo que el petróleo mana no sólo por el tubo de la perforación original sino por decenas de rajaduras.
¿A qué explosión se refieren los técnicos rusos?
Que se sepa, en el fondo del Golfo de México no ocurrió ninguna explosión y mucho menos una que pudiera fracturar los fondos marinos.
Las únicas explosiones reportadas tuvieron lugar en la Deepwater Horizon una instalación ubicada a kilometro y medio por encina del fondo marino y separada de este por una lámina de agua de 1 500 metros de espesor que en cualquier caso actúa como amortiguador.
Por otra parte, según el mentado informe, el experto ruso es el único humano que ha examinado con sus propios ojos el sitio del derrame. La pregunta es, cómo lo hizo. Es que acaso estuvieron operando en el Golfo los batiscafos MIR 1 y MIR 2; cuándo y durante cuánto tiempo, como llegaron al Golfo de México y quien realizó los complejos trabajos de aseguramiento necesarios para que tales ingenios puedan desempeñarse. Lo cierto es que, hasta donde he podido averiguar, esas capsulas no se han movido de su base del lago Baikal en Siberia.
Según se conoce la propuesta de utilizar los batiscafos rusos procedió del director de cine James Cameron, quien conoce sus prestaciones por haberlas utilizado durante la filmación del Titanic en 1995; la sugerencia fue rechazada por British Petroleum.
El Golfo de México, una especie de “mediterráneo americano” es un espacio estratégico que Estados Unidos comparte con México y Cuba, con 5 estados norteamericanos ribereños: Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas. Además de por su exuberante y exclusiva biodiversidad, el Golfo se destaca por sus riquezas pesqueras, atractivos turísticos y por la abundancia de petróleo y gas.
El Golfo de México es de las más importante rutas del comercio norteamericano con América Latina, por el puerto de Miami y otros de la costa del Golfo accede a Norteamérica el tráfico del canal de Panamá y es el lugar por donde ingresa a las refinerías alrededor del 50 por ciento del petróleo que importan los Estados Unidos. Se trata de un espacio súper vigilado por razones de seguridad y para reprimir el narcotráfico.
En el Golfo de México se encuentra el único Puerto Costa Afuera en los Estados Unidos y por su sistema submarino se trasiegan los más de 500 millones de barriles de petróleo diarios que se extraen en la región y que representan aproximadamente el 30 por ciento de toda la extracción de los Estados Unidos; en las refinerías de sus costas se produce más del 50 por ciento de la gasolina que queman los norteamericanos.
En los fondos del Golfo de México no sólo se encuentra instalada la más compleja red de oleoductos y gaseoductos del mundo que con miles de kilómetros de tuberías y otras facilidades, conectan y recolectan el petróleo y el gas producido por cientos de pozos e instalaciones de prospección y perforación, sino también un nudo de comunicaciones de carácter civil y militar, vital para la seguridad de los Estados Unidos.
Entre los secretos mejor guardados del Golfo figuran las facilidades de comunicación y los dispositivos de mando y seguridad del Comando Sur de los Estados Unidos, creado en 1947 y que es uno de los nueve con que cuenta el país, con efectivos de las cuatro ramas de las fuerzas armadas. Con sede en La Florida, este comando es el cancerbero de los intereses norteamericanos en un área que abarca 32 países de América Latina y el Caribe.

No es posible adelantar hasta donde alcanzará la tragedia ecológica del Golfo de México ni predecir cuales medidas se verá obligada a tomar la administración norteamericana, no obstante se puede asegurar que la inteligencia naval estadounidense, el Comando Sur e incluso las transnacionales que operan las fondos de la región, no expondrán fácilmente sus secretos a las miradas indiscretas de submarinistas, extranjeros, mucho a Rusia.

Una loba con piel de oveja: Nuevo sainete de la OEA

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lunes 28 de junio de 2010

Rudy Catoni (especial para ARGENPRESS.info)

En los primeros días de junio se realizó la cuadragésima Asamblea de la OEA en Lima, Perú. Ya hemos dado nuestra escéptica opinión con respecto al rol de esta organización en notas anteriores, y este nuevo encuentro nos sigue dando elementos para considerar la hipocresía de la política exterior de Estados Unidos y de algunos gobiernos que le siguen el juego, siendo esta vez ejemplo para el análisis, el rol que jugó la Secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton y el anfitrión peruano Alan García.

Dejando de lado las consideraciones generales tratadas en la reunión, los dos puntos claves giraron en torno a la inseguridad que se desprende del narcotráfico (argumento esgrimido para la venta de armas e intromisión militar de EE.UU. en la región) y la reincorporación de Honduras al foro (estrategia necesaria al imperio para aumentar el club de gobiernos amigos). El primer punto relacionado inevitablemente al tema del armamentismo en la región, hipocresía actuada por parte del presidente de Perú, ya que su discurso se centró en la necesidad de frenar (¿justamente a través de la OEA?) la hipotética escalada armamentista de los países miembros. Aquí vale aclarar algunos datos estadísticos para entender hacia donde apuntamos, ya que precisamente es el gobierno de Alan García quien ha aumentado en 2009 el presupuesto en armamentos (un 8% más que el año anterior), siguiendo en la lista a Brasil, Colombia y Chile. Pero lo más importante de esto es que el país que genera mayores gastos en material bélico es EE.UU. con 661.000 millones de dólares (43% del total mundial), siendo que Suramérica invirtió en el mismo año u$s 34.000 millones.
Indudablemente y más allá de las estadísticas, no existe ninguna escalada armamentista en la región, es más, nos hemos referido en otra oportunidad al objetivo de la UNASUR de ser declarada zona de paz y de no proliferación, mientras que el imperio del Norte con su principal aliado en la región Álvaro Uribe (y ahora el continuismo de Juan Manuel Santos, aunque Antanas Mockus era en la opción eleccionaria, otra cara de la misma moneda), logra un acuerdo para tener presencia en siete bases militares colombianas, siendo el argumento esgrimido el “combate al narcotráfico”, cuando la realidad es poder cercar militarmente a Venezuela, que paradójicamente reduzco un 25% la compra de armamentos. El viaje de Hillary Clinton a Colombia, posterior a la inauguración del plenario de la OEA, a fin de reunirse previo a las elecciones, con los dos principales candidatos a la presidencia, apunta justamente a consolidar este punto, al igual que la visita a Ecuador, donde Rafael Correa es uno de los principales opositores al acuerdo por las siete bases.
Pero el juego, hábil solamente para los ilusos, pero primario si bien no menos maléfico por parte de Hillary, es el hecho de haber lanzado al ruedo el reingreso de Honduras mediante dos tácticas: una, partiendo que el punto no estaba previsto incluirlo en el temario de la Asamblea y que terminó siendo factor de división entre los países del cono sur (por eso Alan García, fiel servidor del Imperio, dispara con el tema de la reducción del armamentismo en lugar de la señora de Clinton), y la otra táctica apta para mentes de corto alcance, fue presentar por el lateral izquierdo de la normalidad legal, un recurso llamado Relatoría para la Democracia (sic), que tendría por misión determinar, casi rayando en un análisis filosófico-político, qué se entiende realmente por alteración constitucional. Si utilizo en esta tarea un grupo no considerable de neuronas, todo me indicaría que la diplomacia yanqui pretende demostrar que el golpe de estado a Manuel Zelaya no tuvo otra intención que restablecer el orden constitucional (paso previo para poder lograr la reincorporación de Honduras al organismo). El presidente de facto nombrado en junio de 2009, Roberto Micheletti, se fue tras culminar con la misión cumplida en su corto Gobierno, no reconocido en su momento por un sólo país en el mundo, pero que le permitirá ser diputado vitalicio en el parlamento hondureño (cualquier similitud con el dictador Augusto Pinochet es mera coincidencia). En fin, otra hipocresía nacida de esta democracia neoliberal, manejada por los grandes poderes internacionales del dinero, y la corrupción de algunos de nuestros dirigentes regionales que tienen su precio puesto en la frente y resultan más peligrosos que el verdadero enemigo transnacional (Mel Zelaya denunció públicamente que su derrocamiento fue por obra del Pentágono, la oligarquía local y los líderes de su Partido Liberal).
Pero los resultados de la 40ª. Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) no le fueron muy alentadoras a la Secretaria de Estado de EE.UU. En cuanto al tema del armamentismo, no se lo incluyó como programa para los cancilleres en la declaración final. El tema de Honduras culminó con la formación de una comisión que estudiará el reingreso y deberá presentar sus resultados a fines de julio y ser tratada nuevamente en el seno de la OEA. Sumado a todo esto, la actuación del canciller argentino Jorge Taiana (la última antes de su renuncia) al plantear la situación de colonialismo en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur fue realmente alentadora, fundamentalmente al ser relacionada oportunamente con la temática de la seguridad y la paz suramericana. Brasil, con la llamativa ausencia de su canciller Celso Amorin, presentó a través de sus representantes, una moción de apoyo a la postura argentina y respaldada además de éste país, por Guatemala, Ecuador, Chile, México, Nicaragua, Perú, Panamá, El Salvador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Uruguay y República Dominicana. Al salir de la Asamblea, la loba anglosajona perdió su disfraz de oveja. ¿Sainetes?, sainetes eran los de antes, y de la región rioplatense.

Rodolfo “Rudy” Catoni nació en la localidad de Unquillo en 1951, Provincia de Córdoba, Argentina. Cursó estudios de Filosofía en la UNC durante la década del ’70, que debió abandonar después del golpe militar de 1976. Durante la década del ’90 reside en Paraguay, regresando al país en el 2003, donde produce un quiebre total con el estilo de vida que llevaba (que él rotula como “exitista y consumista”), retornando a las fuentes que le dieron sentido a su vida: filosofía y literatura. A partir de marzo de 2006 suma a su actividad de escritor, la conducción de un programa radial, “Sempiterno”, en la localidad de Villa de Carlos Paz, de contenido cultural, social y político. Es también analista en temas de geopolítica latinoamericana, escribiendo artículos para varios medios gráficos.

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