miércoles 30 de junio de 2010

Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)

A finales de la década de los 70, Roberto Gutiérrez Girardot, quizás el mejor crítico de la Ideología de la clases dominantes en Colombia, dejó escrito entre muchos otros, un pequeño y demoledor análisis sobre la literatura colombiana en el siglo XX, publicado (inexplicablemente) en el Tomo III del “Manual de Historia de Colombia” (1).

En este bruñido espejo planteó en extenso hace más de 30 años, refiriéndose a la llamada pausa del gobierno nacional de Eduardo Santos (1932- 1942), el concepto subversivo que se explica a sí mismo en su formulación, de “RETROPROGRSISMO SANTISTA y cuya actualidad hoy el topo de la historia saca a la luz con los desarrollos de sus descendientes consanguíneos, Pacho y Juan Manuel Santos, aliados estratégicos del monopolio trasnacional Planeta: Avanzar hacia atrás con el espejismo de progresar yendo hacia delante.
Hay demasiados y excelentes análisis, desde abajo, desde el campo popular, sobre el significado de la llamada elección (cantada o mejor “vaticinada” con muchos meses de anticipación) de Juan Manuel Santos, a quien el certero ingenio popular dibujó de cuerpo entero con el apodó terrible de Chuky, y quien se dispone a recibir (entre otros beneficios inmediatos) la bicoca de 25. 600 millones de pesos sacados del Tesoro Público por concepto de gastos de reposición de los votos obtenidos: Negocio redondo, que explica como se blanquea dinero democráticamente.
Repetir o duplicar argumentos de todas las formas de lucha usadas por el Poder del Estado colombiano para elegirlo, me hace sentir como el corcho en el remolino: Fraude, coerción electoral extra-económica y económica, clientelismo, voto militar de las familias en acción y paramilitar del Partido de Integración Nacional. Manipulación mediática y encuestas, abstención generalizada, ilegitimidad e ilegalidad. Ingerencia descarada de la embajada de EEUU, cooptación de renegados y traidores, división del movimiento sindical y popular, espionaje y exterminio positivo de los disidentes, intimidación y persecución a la Justicia, guerra sucia y propaganda negra, más dos guerras gringas combinadas: la antisubversiva y la antiterrorista, son algunos de los elementos analizados, aunque no todos.
Hay también sugestivos análisis sobre el movimiento de las clases dominantes para recomponer el bloque o alianza dominante; agrietada después del desastre de 8 años de hegemonía y gobierno fascista de Uribe Vélez: La oligarquía tradicional (especialmente Financiera de Ardila Lule, Santodomingo, Sarmiento Angulo, patronato antioqueño y demás cacaos), había aceptado la vicepresidencia en cabeza de Pacho Santos y cedido la presidencia a la lumpen burguesía terrateniente y narco paramilitar liderada por Uribe Vélez, con tal de que se garantizara la profundización del modelo de explotación neoliberal y la dependencia (en todos los ordenes) al gobierno y los monopolios gringos; según lo consignado para el largo plazo en el geoestratégico Plan Colombia.
Gran parte de este Plan político- militar, incluido su proyección a los países vecinos mediante las bases militares gringas, se ha cumplido. La dificultad para su prolongación surgida de la no reelección de Uribe Vélez ha sido superada con un denso camuflaje “democrático”, y ahora Juan Manuel Santos (no resisto la tentación de seguirlo llamando Chuky) emblemático figurón de proa de la oligarquía bogotana, se dispone a blanquear y esconder a los “narco-paracos”, y a implementar la ultima etapa del Plan geoestratégico, es decir su Consolidación, cogido de la mano con el Poder físico de Colombia: El Generalato militarista.
Pero para ello necesita purificar el ambiente del hedor dejado por su mentor Uribe Vélez, y eliminar el asco y la náusea señaladas por las fino gusto de Cesar (OEA) Gaviria. ¿Que hacer? Fácil: Poner a los yamures, apuleyos, marisabeles, rangéles, pizarros, ect y demás siervos del capital, a dorar la putrefacta píldora a través de sus columnas de….opinión. El “talante santista” se engaripola o engalana y se denomina “Cambio dentro de la continuidad”, y al bloque de clases hegemónico dominante se le da el rancio o picho nombre de Unidad Nacional. El rito de “a rey muerto rey puesto” va a comenzar y una lluvia de bombas gringas acompañada de maná celestial se anunciará durante el besamanos oficial.
La Unidad del Pueblo trabajador, requisito fundamental o esencial para superar democráticamente la tórpida crisis de Colombia, NO es la unidad del partido Polo Democrático Alternativo; como tampoco oposición burocrática (si es que la hay) es Resistencia democrática y popular a la versión almibarada de la Seguridad Democrática del santouribismo, como lo han venido presentado los siervos togados del capital. Es deseable, que ese partido se libere de troyanos y se unifique alrededor de su programa político amplio y democrático aprobado por sus bases, y así contribuya al torrente unitario general, que es más amplio diverso y complejo que el universo de ese partido. Pero a futuro (incluso largo), la nueva etapa de la lucha de clases que se vislumbra en Colombia, revestirá dos formas más amplias.
Primero, será sin ninguna duda una forma clara, amplia y unitaria de Resistencia popular de masas. Y segundo, la lucha Jurídica se generalizará y adquirirá preeminencia, pues el objetivo democrático y popular inclaudicable es y seguirá siendo; llevar al trío Uribe Vélez, Santos y Padilla de León a la Justicia Internacional, por el delito de Terrorismo de Estado.
Nota:

1) Manual de Historia de Colombia. Tomo III. Circulo de Lectores. Procultura. Bogotá 1982. Página 447 y siguientes.